Las adicciones comportamentales son conductas similares a las adicciones al alcohol, tabaco, cannabis u otras drogas, pero que, a diferencia de estas adicciones, no implican el consumo problemático de dichas sustancias sino la presencia de hábitos que escapan al control de la persona que las padece y que, además de las anteriores, se extienden a otras áreas como el juego, el trabajo, la competición, el sexo, el deporte, los deportes de riesgo, las apuestas, las pantallas, etc. y que tienen unos resultados altamente perjudiciales para la salud.
Las características principales de estas adiciones comportamentales son:
- No pueden cesar a pesar de las consecuencias negativas para la persona en diversos ámbitos de su vida (familiar, social, laboral, económica, legal, penal, etc.).
- Cada vez es necesario más tiempo para obtener el efecto que se desea. Dicha inversión temporal provoca un empobrecimiento de la dedicación a otras áreas claves en la vida e la persona.
- Cuando se intenta abandonar el hábito, aparece un malestar intenso que la persona no puede superar y termina cayendo de nuevo en la adicción.
Podemos decir que la adición la llevamos dentro de forma permanente y se activará cuando la substancia externa o el pensamiento obsesivo que la activa aparezca de nuevo. Por tanto, podemos hacer en cualquier momento una Regulación Emocional Comportamental para superar la adicción que nos atormenta.
A través de la Regulación Emocional Comportamental conectaremos corporalmente con la adicción durante la sesión y, a partir de esta conexión, deduciremos el malestar emocional que la desencadena. Para ello, el cuerpo y las distintas sensaciones somáticas nos irán guiando. Y es que el cuerpo lo sabe todo y lo registra todo.