Claustrofobia

Los síntomas de claustrofobia se producen cuando la persona se encuentra en un espacio cerrado, como puede ser un ascensor, un túnel, una habitación pequeña, etc. En estas situaciones la persona presenta de manera brusca síntomas tales como:  inquietud, ansiedad, sudoración, llanto, aumento de la frecuencia cardíaca o de la respiración. También algunas personas sienten que se ahogan en espacios cerrados y tienen la necesidad de abandonar o huir del lugar lo antes posible.

Muchas personas pueden en algún momento de su vida sufrir sensación o miedo claustrofóbico, pero solo del 4% al 8% sufren esta fobia de manera regular. Esta patología está clasificada dentro de las fobias específicas de forma grave, lo que puede provocar ataques de pánico o crisis de angustia cuando entran en un ascensor o se quedan atrapados en un lugar cerrado.

Como la mayoría de las fobias la claustrofobia es irracional y el pensamiento racional, por lo general, no lo puede curar. Esto quiere decir que a pesar de que una persona sabe que un espacio cerrado en particular no representa ningún peligro de manera racional, aun sabiéndolo puede llegar a tener pánico extremo cuando está en dicho espacio cerrado y la situación puede empeorar hasta llegar a presentar un ataque de pánico.

Tanto la claustrofobia como la mayoría de las fobias se pueden resolver aplicando la Regulación Emocional y la experiencia nos indica que normalmente basta una sólo sesión, en la mayoría de los casos, para superarla de manera definitiva. Podemos afirmar que la Regulación Emocional para las fobias tiene el éxito asegurado y muchos testimonios que tenemos así lo pueden confirmar.

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