Es muy simple, cuando revivimos una situación de malestar emocional o cuando lo tenemos presente porque se acaba de producir, si lo dejamos evolucionar, sin hacer nada, hasta el final, este malestar emocional se desactiva y desaparece para siempre.
Este revivir no debe ser una proyección intelectual, sino una realidad emocional que nos permita conectar directamente con nuestra parte sensorial: las sensaciones físicas. Es a través de estas sensaciones físicas y no mediante el intelecto que hemos de buscar el origen del malestar y su curación.
Así tenemos que la regulación emocional se basa en los siguientes principios:
- (1) Revivir el malestar o tenerlo presente.
- (2) Observar las sensaciones físicas y dejarlas evolucionar, sin hacer nada.
- (3) Mantenerse en todo momento pasivos y observadores de nuestro cuerpo.
- (4) Hasta llegar a la calma.
Si lo dejamos hacer todo a nuestro cuerpo, sin intervenir, esta calma suele llegar en poco tiempo, como máximo una par de minutos.